sábado, 25 de agosto de 2012

El Mamón tiene sed




ANTONIO JOSÉ CANCHILA GARCÍA.
Los mamomeros esperan un fuerte aguacero que les calme la sed.
Amanecía
en el oriente se veía
que los rayos del sol despedían
las últimas sombras de la noche

Hacía tiempo no llovía
continuaba la sequía
y en toda la región
ya se morían los montes

Amanecía y el cielo seguía despejado
en el rostro de la gente se marcaba el desespero
pero en el pueblo seguían esperanzados
porque cambiara el tiempo y reventara un aguacero.
Son las estrofas de una canción interpretada por Diomedez Díaz, pero también es el vivo retrato de la situación que a diario y durante años, han vivido los habitantes de El Mamón. Sus rostros siempre esperanzados de un aguacero, o como ellos mismos dicen “que caiga algo de arriba, porque de los tubos no sale ni gota”.
La razón de esta cruda realidad a la que tiene que enfrentarse los mamoneros, es simple: negligencia del estado, que para ellos (como para la mayoría de poblaciones de esta zona) parece que no existiera.
En octubre del año pasado cuando salieron a votar, no lo hicieron por x o y aspirante, no. Los mamoneros y mamoneras, salieron a votar por el agua. Esa fue la promesa de todo los “politiqueros”, que disfrazados de políticos, se aprovecharon de la sed y el desespero de esta población para llegar al poder y luego si olvidarlos como siempre.
La situación en la actualidad, cuando han transcurrido seis meses de la actual administración es desoladora. Epidemias de diarrea, casos de desnutrición e infecciones epidérmicas abundan en los habitantes de El Mamón que a solo diez minutos de Corozal y quince de al capital sucreña, viven como en un desierto.
De los pocos “pozos” (cuerpos de aguas dispuestos para el consumo animal) se valen para satisfacer las necesidades que padecen por la falta del preciado liquido, de allí los brotes de sarampión  y hepatitis que se han venido presentando sobre todo en la población infantil, que es la más los más vulnerable.
Lo peor de todo, señalan los mamoneros, es que las posibilidades de solución del problema no están lejos del alcance de la alcaldía, pues por las polvorientas resecas calles de El Mamón atraviesan los tubos que abastecen de agua a algunos barrios de Sincelejo y a escasos metros en Pileta el agua es permanente.  Es triste, esto evidencia que lo que falta es gestión, la gestión de un representante de esta comunidad que estando en el consejo o pudiendo hablar desde la junta de acción comunal se vende para ganar cuotas burocráticas aunque tengan que morir mendigándole agua a los pileteros.
 Hace unos meses el alcalde de Corozal, Eduardo “El Parie” Gonzales, mojo prensa para decir a la opinión pública que el problema de acueducto de El Mamón estaba solucionado… solucionado su futuro y el de su familia, pero el de los mamomeros es cada vez más incierto.
Ahora el agua que hace algún tiempo llegaba cada mes, solo le llega a unos cuantos y mientras la mayoría de la población trata de sobrevivir sin el vital elemento. “La situación es cruel, yo mejor paso hambre y no sed”, me comenta un mamonero, a la vez que encilla su burro sediento, y le monta unos tanques para arriar agua de Pileta, para por lo menos cocinar con agua limpia.
La solución está en manos de la alcaldía, una buena gestión podría dar fin a este cuadro desolador, que ahora deja a esta población pujante sin su principal fuente de ingresos la agricultura, “ni de arriba ni de abajo” les llega agua para regar los cultivos y los dineros que prestaron para la siembra están expuestos a perderse o a la espera de que una voz se levante y como oasis en el desierto aplaque la sed que tiene El Mamón.

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